Descrição
Recientemente se han descubierto manifestaciones pictóricas de más de 75.000 años de antigüedad. Hasta la aparición de la fotografía, a comienzos del s. XIX, la pintura era el único medio de producción de imágenes; desde entonces ha dejado de ser hegemónica y ha sido desprovista de muchas de las funciones que se le atribuían. Cada década se certifica su desaparición y aunque esta renace fortalecida tras cada embate, sin embargo en el contexto de la enseñanza universitaria cada vez está más marginada. A ello hay que añadir el impacto de las nuevas tecnologías, que multiplicadas en mil tipos de pantallas, han hecho el acceso al mundo audiovisual muy accesible. Todas estas incorporaciones tecnológicas han propulsado al medio pictórico a expandir sus problemas, sus posibilidades, en múltiples mutaciones, expandiendo el medio paradójicamente de manera insospechada. Si bien la nuevos medios han enriquecido a la pintura en cuanto a su condición puramente visual, de imagen plana, se asiste en la actualidad a un cambio de paradigma que se observa en la experiencia actual en las aulas/talleres de las facultades de Bellas Artes de Occidente, donde los profesores observamos una progresiva pérdida de la percepción de la materia y la mirada lenta que aporta la pintura como valor de pensamiento. En este artículo se trata de exponer y reflexionar sobre esta problemática, la de la desmaterialización en aras de la planitud, la banalización de la imagen, la fragmentación del conocimiento, que induce a los alumnos a interpretarlo todo como información, información de un mundo convulso donde la velocidad fomenta estrategias de impacto inmediato. Ante esto cabe hacerse una pregunta: ¿cómo se tiene que acometer el reto de la enseñanza de la pintura hoy?